Pues atentos a esta historia:
Debía ser media noche cuando oí mucho ruido en el salón y de manera sigilosa y sin despertar a nadie me acerque al salón y al abrir la puerta que sorpresa me llevé, descubrí a Melchor, Gaspar y Baltasar que acababan de llegar con su camello a casa.
Al principio se quedaron asombrados al verme, pero después de tomarme un poquito de champan y algo de turrón con ellos , el ambiente se relajo y pude charlar con ellos, les pregunté que como era posible que vivieran tantos años y que pudieran repartir tantos regalos en una misma noche, me dijeron que eso formaba parte de la magia de la noche de reyes y que algun día lo sabría.
Como se les había hecho tarde, se despidieron de mi y cuando ya estaban a punto de salir de casa, Melchor se tropezó con la túnica y todos se quedaron al descubierto. Cual fue mi sorpresa al descubrir que los que estaban detrás de toda la vestimenta no eran sino mis hijos ¡¡¡¡que sorpresa me llevé!!! y ellos mirar que cara de susto tenían.
De repente unos gritos me sobresaltaron,oí a mi hijo pequeño que gritaba
¡¡¡¡¡ Mama que hora es!!!!, ¡¡¡¡me quiero levantar!!!! seguro que los reyes magos ya han venido. Que alegría me entró, había sido solo un sueño.
Nos levantamos todos y como todos los años fuimos juntos al salón y allí junto al árbol de Navidad encontramos los regalos que esperábamos y una nota que decía :
PORQUE LOS REYES MAGOS EXISTEN
- Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos.
Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas.
Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero.... no podemos tener tantos pajes., no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental - asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano mientras decía:
- No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena treméndamente satisfechos.
Espero que os haya gustado.
Hasta pronto
Chulo el articulo y fantástica la animación del mismo.
ResponderEliminarMe encanta el lado poético, a mi de pequeño me pasó el ver a gente extraña en casa con monos que en la espalda rezaban: "Galerías Preciados", a pesar de ello (no es incompatible) todavía los espero con ilusión.
ResponderEliminarSrmhui
yo también he soñado alguna vez que me los encontraba ¡¡¡¡ que susto al despertarme!!!
ResponderEliminarMe encanta la historia y los reyes de tu sueño mas. Enhorabuena
ResponderEliminarpero que reyes mas asustados, no!!!
ResponderEliminarmuy bonita la historia para contarsela a los niños y que no sientan que sus padres les han engañado.
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